Olfato

Alteraciones del olfato


El olfato, es un sentido que se debe vigilar y cuidar. El envejecimiento es la causa más común de su alteración.

La pérdida del olfato puede pasar inadvertida y no por eso, ser menos importante. Es fundamental por diversos motivos: detección de peligros (comida en mal estado, olor a quemado, substancias tóxicas, etc.), favorece la ingesta y su pérdida puede anunciar la presencia de enfermedades.

Dra. Celia Gonzalo Gleyzes – Equipo Médico Neolife


El envejecimiento: la causa más común de la alteración del olfato

El 50 % de la población situada entre los 65 y los 80 años refiere una reducción de la capacidad olfativa. En pacientes mayores de 80 años alcanza un 75%. Un estudio ilustró que las personas de más de 50 años tenían más dificultad en detectar olores agradables que desagradables.

Olfato

Consumo crónico de alcohol y tabaquismo

El enolismo altera el olfato por afectación de ciertas zonas cerebrales, este problema mejora con el abandono del consumo de alcohol.

Los fumadores de más de 20 cigarrillos al día tienen más riesgo de tener problemas del olfato y del gusto.

Trastornos neurodegenerativos

Los problemas del olfato afectan a un 90% de los pacientes con diagnóstico de Enfermedad de Alzheimer, de enfermedad de Parkinson, de demencia por cuerpos de Lewy y de demencia fronto temporal. Los individuos con estas patologías no suelen reportar directamente problemas del olfato o del gusto; la alteración se sospecha inicialmente de forma indirecta por cambios en el apetito y por variación en el peso del paciente (pérdida ponderal).

Enfermedad de Alzheimer

En esta patología, la severidad de la pérdida del olfato se correlaciona con el grado de demencia. Anatómicamente hablando se observan placas de amiloide y ovillos neurofibrilares en el lóbulo temporal medial (en la corteza entorrinal y piriforme, pero también en el tracto y bulbo olfatorio y en el núcleo olfatorio anterior).

Las pruebas olfativas pueden distinguir la enfermedad de Alzheimer (EA) de una demencia vascular, de una pseudo demencia o de una depresión (en estas tres últimas patologías no tiene porqué haber una alteración de este sentido).

En etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer podemos encontrar ya alteraciones del olfato.

Enfermedad de Parkinson (EP) , demencia por enfermedad de Parkinson y demencia por cuerpos de Lewy

Los pacientes con enfermedad de Parkinson donde domina la clínica de temblor tienen el sentido del olfato menos alterado que los de tipo rígido. Normalmente la pérdida del olfato no progresa con el tiempo (a diferencia de la EA). Se observa una acumulación anormal de fragmentos de precursores de amiloide y de Alfa sinucleína. El plegamiento inadecuado hace que estos depósitos sean altamente insolubles (estos complejos se localizan en el bulbo olfatorio, en el núcleo olfatorio anterior y en el lóbulo temporal medial).

No todos los pacientes con EP presentan problemas del olfato.

Demencia frontotemporal

En el 70 % de los casos, la pérdida de olfato es asintomática, el paciente no se da cuenta de su problema. En esta enfermedad la disfunción se localiza en la corteza orbitofrontal y en los lóbulos temporales.

Esclerosis múltiple

La prevalencia de la disfunción olfativa es del 40%. La lesión se localiza en la parte inferior del lóbulo frontal y en los lóbulos temporales (algunos estudios incluían el tracto y el bulbo olfatorio. La disfunción se relacionaría con los brotes y con la progresión de la enfermedad.

Epilepsia

Las alucinaciones olfativas pueden constituir la manifestación de un ataque epiléptico, suelen durar poco (un minuto o menos) en contraposición a las que se presentan en los ictus (la duración se extiende desde los cinco minutos hasta horas).

COVID-19

La pérdida del olfato y del gusto tras una infección por COVID-19 afecta al 20-85% de los pacientes. Todavía hay mucha investigación en marcha para poder entender las bases fisiopatológicas y encontrar tratamientos adaptados.

La interacción del coronavirus con los receptores ACE-2 expresados en células sustentaculares (células de soporte) y en las papilas gustativas resulta en un daño directo a los sistemas olfativo y gustativo. El virus también invade las neuronas olfativas y produce una inflamación local. Por lo tanto, los pacientes con COVID-19 con pérdida de olfato o gusto pueden beneficiarse de agentes neuroprotectores (estatinas, minociclina, vitamina A intranasal, insulina, omega-3 y melatonina), antiinflamatorios (corticoides, melatonina, omega 3 etc.) o despolarizantes (inhibidores de la fosfodiesterasa como la pentoxifilina, la cafeína y la teofilina) (2).

Ideas importantes

La pérdida del olfato puede pasar inadvertida y no por eso, ser menos importante. Perder peso o tener menos apetito reflejan, a veces, ese problema que se tendrá que diagnosticar correctamente. Una vez que se haya confirmado este problema la investigación tendrá que seguir su curso ya que puede ser sólo la punta del iceberg (enfermedad neurodegenerativa o envejecimiento acelerado…).

Por otro lado, el olfato se trabaja, existen kits de entrenamiento domiciliario (p.e Arkopharma Olfae).

En el diagnóstico y en el tratamiento de las alteraciones del olfato pueden intervenir neurólogos y otorrinonaringólogos.


BIBLIOGRAFÍA

(1) DeVere R. Disorders of Taste and Smell. Continuum (Minneap Minn). 2017 Apr;23(2, Selected Topics in Outpatient Neurology):421-446. doi: 10.1212/CON.0000000000000463. PMID: 28375912.

(2) Khani E, Khiali S, Beheshtirouy S, Entezari-Maleki T. Potential pharmacologic treatments for COVID-19 smell and taste loss: A comprehensive review. Eur J Pharmacol. 2021 Dec 5;912:174582. doi: 10.1016/j.ejphar.2021.174582. Epub 2021 Oct 19. PMID: 34678243; PMCID: PMC8524700.