¿Se puede <<modular>> el envejecimiento? La respuesta es: Si. Y la ciencia nos da cada vez más herramientas para hacerlo de forma segura y efectiva. Durante años se asumió que el envejecimiento era un proceso inevitable, exclusivamente dictado por la genética y el paso del tiempo.
Hoy sabemos que no es así. La investigación biomédica ha identificado múltiples rutas metabólicas y moleculares que pueden ser influenciadas activamente para enlentecer el deterioro fisiológico, aumentar la vitalidad y preservar la función cognitiva y física incluso en edades avanzadas.
Dra. Yéssica Sánchez – Equipo Médico Neolife
Claves moleculares que están revolucionando el enfoque clínico del envejecimiento saludable
La longevidad ya no es solo una cuestión de años, sino de calidad de vida: energía sostenida, metabolismo activo, función cognitiva preservada, bajo nivel de inflamación, pero sobre todo, mantenerse sin enfermedad. Uno de los pilares de este enfoque es el mantenimiento del equilibrio celular a nivel de oxidación y reducción para evitar la inflamación, existen pruebas para valorar este equilibrio midiendo la actividad de diferentes enzimas y sus metabolitos. En Neolife lo medimos tanto en sangre como en las células con el fin de estructurar una pauta personalizada para lograr el correcto equilibrio y función celular.
En este tipo de estudios destacan antioxidantes endógenos que tienen un papel sumamente importante en la salud: el glutatión, NAD, CoQ10 e incluso la melatonina. Dicho esto, a continuación, hablaremos un poco más a fondo acerca de estos antioxidantes.
Comenzaremos con el glutatión, que es considerado el antioxidante maestro del organismo, en el ambiente hospitalario es bien conocido, se produce a partir de N- Acetilcisteína, un fármaco indicado para intoxicación por acetaminofén (paracetamol), este fármaco a altas dosis es bastante tóxico para el hígado y se usa la N-Acetilcisteína para producir glutatión, que es el “detoxificador hepático” por excelencia. El glutatión protege contra el estrés oxidativo, metales pesados y daño celular, en ensayos clínicos, bajos niveles se asocian a fatiga, envejecimiento acelerado y deterioro inmunológico. Además de la detoxificación hepática, también está implicado en la neutralización de radicales libres y la modulación de la inmunidad. Diversos estudios han demostrado que su disminución está relacionada con enfermedades neurodegenerativas, fatiga crónica y envejecimiento prematuro. En personas con marcadores elevados de estrés oxidativo, el uso de glutatión liposomal oral o intravenoso, según necesidad clínica, ha mostrado mejorar el estado general, reducir parámetros inflamatorios y restaurar niveles de energía.
Por otro lado, la coenzima NAD⁺ (nicotinamida adenina dinucleótido) es esencial para la reparación del ADN, producción de energía celular y la actividad de las sirtuinas, un grupo de enzimas directamente vinculadas con la longevidad y la estabilidad del genoma. Se ha comprobado que sus niveles disminuyen de forma sostenida con la edad a partir de los 40 años, pero pueden ser restaurados con la administración de precursores como NR (nicotinamida ribósido) o NMN (mononucleótido de nicotinamida), ayuno intermitente o el ejercicio de alta intensidad, sin embargo, no todos los seres humanos tienen la capacidad de convertir estos precursores a NAD es por eso por lo que en muchas ocasiones se prefiere la administración intravenosa. Su uso en modelos animales ha prolongado la vida útil del animal, y en humanos se asocia con mejoras en la energía, sensibilidad a la insulina y la función mitocondrial, esto se traduce en prevención de enfermedades crónicas e incluso cáncer.
Tanto el NAD como el glutatión tienen un fin común, combatir la inflamación, esta sería otra de las claves para envejecer mejor. La famosa inflamación de bajo grado o “el fuego silencioso” es uno de los grandes enemigos de la salud. Este estado inflamatorio no presenta problemas de inicio, pero con la pérdida de ciertas funciones y el declive natural del envejecimiento es muy probable que este estado persistente y silencioso de activación del sistema inmunológico con el tiempo se asocie a un mayor riesgo de enfermedades crónicas. Esto explica que nos parezca normal asociar enfermedades a la gente mayor, sin embargo, ya es posible revertirlo y evitar problemas asociados a la edad, este fenómeno ha sido llamado “inflammaging” (inflammation + aging) por su papel en el deterioro progresivo del sistema inmunitario y metabólico con la edad. A diferencia de la inflamación aguda (como cuando hay fiebre o dolor), esta forma de inflamación no se percibe fácilmente, pero puede medirse con ciertos biomarcadores específicos, como la PCR ultrasensible, la ferritina, homocisteína, el equilibrio de ácidos grasos, metales pesados, entre otros.
Además, cabe destacar, que este fenómeno ‘’inflammaging’’ está muy relacionado con alteraciones de la flora bacteriana propia del organismo también conocida como microbiota. La pérdida de la diversidad bacteriana, combinada con una dieta occidental rica en ultraprocesados, puede perpetuar esta inflamación de bajo grado. Restaurar esta simbiosis con prebióticos, polifenoles y, en casos específicos, probióticos clínicamente validados, permite no solo mejorar la digestión o el estado de ánimo, sino también fortalecer la integridad de barreras inmunológicas y reducir biomarcadores como PCR ultrasensible, ferritina o interleucinas proinflamatorias.
La siguiente clave que hace la diferencia entre un envejecimiento favorable y un envejecimiento desfavorable serían los marcadores metabólicos, estos son clave en regular el metabolismo basal, recordemos que el envejecimiento se asocia a un menor metabolismo y aumento de peso. Sin duda la protagonista sería la hormona del crecimiento, la hormona del crecimiento se mide en analíticas a través del biomarcador IGF-1 (factor de crecimiento similar a insulina tipo 1) favorece la reparación celular, la densidad mineral ósea y la vitalidad. Con el paso del tiempo esta hormona se va perdiendo naturalmente, y conlleva impacto en la salud general. Sus niveles adecuados dependen de los hábitos, pero también del declive de otras hormonas como son las hormonas sexuales. Otra hormona importante, cuando hablamos de metabolismo, es la hormona tiroidea, especialmente la hormona T3, esta hormona regula el metabolismo basal, la masa muscular y la temperatura corporal. La función tiroidea sin duda juega un papel crucial. Por ejemplo, a pesar de que los valores de TSH puedan encontrarse dentro del rango normal, una baja conversión de T4 a T3 libre puede producir síntomas sutiles de hipofunción: fatiga, bradipsiquia (neblina mental o pensamiento lento), sensibilidad al frío o lentitud metabólica. En estos casos, más allá del enfoque convencional, resulta útil considerar el contexto clínico y funcional, complementando con micronutrientes como podría ser zinc y selenio, o incluso realizando una modulación hormonal personalizada si procede.
Es muy importante monitorear y optimizar estos parámetros ya que marcan la diferencia entre un envejecimiento activo y uno prematuramente limitado, también es importante destacar que cuando hablamos de optimización no significa normalidad, es frecuente que se comenten niveles normales para la edad, sin embargo, los niveles normales para la edad no significan una función óptima y esto es crucial en nuestros seguimientos.
En resumen, la medicina de la longevidad no se basa en una única intervención, sino en la integración de múltiples estrategias que combinan nutrición personalizada, optimización hormonal, manejo del estrés oxidativo e inflamación, actividad física adaptada, microbiota, y una intervención molecular específica.
El futuro del envejecimiento saludable ya no es una promesa, es una posibilidad real. Y empieza conociendo su salud desde dentro con la medición de sus propios marcadores en un centro especializado. En nuestras clínicas le ofrecemos una valoración integral, con enfoque en longevidad, metabolismo, microbiota y salud hormonal.
BIBLIOGRAFÍA
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