El sobrepeso y la obesidad del pasado dejan huella


Según un reciente estudio, no sólo es importante que el IMC actual sea normal, lo es también que nunca haya sido elevado.

Tras analizar a más de 6.000 sujetos, el estudio demostró que el riesgo de mortalidad se incrementa tanto al aumentar el IMC actual como al aumentar el IMC máximo a lo largo de la vida, incluso de forma más pronunciada en el segundo caso.

Dirección médica de Neolife


El sobrepeso y la obesidad del pasado dejan secuelas en nuestro organismo, al igual que lo hace el tabaco en los ex-fumadores.

Sabemos que el sobrepeso y la obesidad se correlacionan con una mayor morbi-mortalidad. Ahora bien, hasta ahora pocos estudios habían valorado el hecho de si haber sido obeso en el pasado, pero no en el momento presente, deja algún tipo de “secuela”. En un reciente e interesante estudio publicado online en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (1) se ha demostrado que el mayor índice de masa corporal (IMC) a lo largo de la vida es un predictor de mortalidad más preciso que el actual IMC. Por ejemplo, si hace 5 años una persona fue obesa tipo II (con un IMC de 35 Kg/m2), pero actualmente tiene un peso normal (con un IMC de 24 Kg/m2), su riesgo de mortalidad se mantiene elevado, incluso por encima de otras personas obesas tipo II con un IMC actual de 35.

La obesidad y el sobrepeso pasados dejan huella

El estudio analizó los datos de 6.276 sujetos de entre 50 y 74 años obtenidos de las encuestas de salud y nutrición de los EE.UU. (NHANES) entre 1988 y 2010. De ellos 875 murieron en un periodo de seguimiento medio de 8 años. Un 39% de los encuestados había adelgazado desde un sobrepeso u obesidad, encontrándose en el momento de la encuesta en normopeso. Se calculó el riesgo de mortalidad en función de dos modelos, el primero basado en el IMC en el momento de la encuesta y el segundo en el IMC máximo que hubiera tenido a lo largo de su vida. Se observó que tanto en el modelo 1 como en el modelo 2 el cociente de riesgo de mortalidad aumentaba en paralelo con el peso, pero en el modelo 2 lo hacía de forma más pronunciada. Es decir, una obesidad pasada deja huella.

Tabla comparativa: cocientes de riesgo en función del IMC actual y el IMC máximo.
Tabla comparativa: cocientes de riesgo en función del IMC actual y el IMC máximo.

¿Quiere decir esto que adelgazar es malo? La respuesta es NO. Lo que quiere decir es que las secuelas de haber sido obeso en el pasado no se borran totalmente aun volviendo a ser una persona en un normopeso. Es algo similar a lo que ocurre con los fumadores: el haber sido fumador en el pasado mantiene el riesgo de enfermedad y muerte precoz elevado. Pero entonces, ¿por qué los que han perdido peso mantienen un mayor riesgo que los que no han perdido peso? El motivo es que los que han perdido peso no lo han hecho voluntariamente por prevención, sino porque su mal estado de salud les ha obligado a ello. Es decir, partían de un peor estado de salud que los que se mantuvieron en la obesidad.

En conclusión, no sólo es importante que el IMC actual sea normal, lo es también que nunca haya sido elevado. Este dato es importante a la hora de evitar ganar peso: no es conveniente pensar que podemos engordar porque estemos seguros que en un futuro vamos a perder el peso ganado. El tiempo que permanezcamos en sobrepeso y obesidad deja su huella en nuestra salud, de igual manera que pasa con los ex-fumadores.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Proc Natl Acad Sci USA. Published online January 4, 2016.

https://www.pnas.org/content/113/3/572.abstract