La fatiga adrenal (Parte 3)


La fatiga adrenal es un cuadro complejo, pero que finalmente da respuesta a muchos interrogantes sobre el efecto del estrés crónico en el organismo y a muchos síntomas a los que la medicina no podía dar respuesta y que causaban intenso malestar en los pacientes.

En este último capítulo de la serie de artículos sobre la fatiga adrenal vamos a hablar de las estrategias terapéuticas que tenemos disponibles, que han demostrado que mejoran los fenómenos causantes y asociados a esta y consecuentemente la enorme carga que esto supone para los que la padecen.

Dr. Alfonso Galán González – Equipo Médico Neolife


Cuando nos enfrentemos a estresores inevitables, la respuesta del paciente es clave.

En este último capítulo de la serie de artículos sobre la fatiga adrenal (FA) vamos a hablar de las estrategias terapéuticas que tenemos disponibles, que han demostrado que mejoran los fenómenos causantes y asociados a la FA y consecuentemente la enorme carga que esto supone para los que la padecen.

Nuestro conocimiento y comprensión de la FA se expande continuamente y consecuentemente también las opciones de tratamiento, aunque los datos publicados son escasos.

alimentos que no debemos comer

El manejo de la fatiga adrenal incluye reducir los estresores del Eje Hipotálamo-Hipofiso-Adrenal (HPA), potenciar la acción hormonal de este eje y dar soporte a todos aquellos sistemas que han resultado dañados por el efecto catabólico de unos niveles elevados de cortisol y bajos de Dehidroepiandrosterona (DHEA).

Muchas de estas medidas quedarían englobadas en lo que llamaríamos “modificaciones de estilo de vida”, por lo que la colaboración e involucración del paciente es vital.

Tomar control de estresores conocidos

El análisis del estrés presente y su manejo son el comienzo obvio para aquellos individuos en los que el estrés “evitable” forma parte de su estilo de vida habitual.

El estrés laboral, incluyendo la turnicidad, está íntimamente ligado a ratios cortisol/DHEA desfavorables.

Tener patrones regulares de descanso, trabajo, comidas, etc…así como patrones de relajación diarios, semanales o anuales es fundamental para mantener un estado óptimo de salud.

El ejercicio moderado, no competitivo también es un valioso reductor del estrés.

Cuando nos enfrentemos a estresores inevitables, la respuesta del paciente es clave. Aprender a percibir y responder a situaciones estresantes de una forma en la que no se afecte el eje HPA es muy importante para prevenir la disfunción del eje (1,2,3).

Control glucémico

La relación entre el estrés y el disbalance glucémico suele ser pasada por alto. Cuando pensamos en estrés solemos irnos a eventos vitales como la muerte, enfermedad de ser querido, divorcio, etc… mientras que otros pequeños estresores como el control glucémico se nos escapan.

La relación entre cortisol y glucemia es evidente dado el efecto que el cortisol tiene sobre la regulación de sus niveles en situaciones de estrés. Cuando a esto le añadimos el hecho de que la grasa abdominal (consecuencia de la sobreproducción de insulina y cortisol) produce mediadores inflamatorios que llevan a mayor secreción de cortisol, vemos que en muchas ocasiones es difícil determinar qué es causa y qué es efecto y que son fenómenos íntimamente intrincados.

Es clave, por tanto, romper este círculo vicioso cortisol-insulina-grasa-inflamación-estrés, ¿cómo podemos hacerlo?:

1. Bajar el impacto glucémico de la dieta.

Tanto la hiper como la hipoglucemia son estresores que llevan a la producción de cortisol. Se recomienda en este sentido:

  • Seguir una dieta mediterránea.
  • Evitar carbohidratos refinados, refrescos y aumentar el uso de productos integrales.
  • No saltarse el desayuno ya que marca el control glucémico para el resto del día y permite una buena transición desde los valores elevados de cortisol matutino.
  • Suplementar la dieta con fibra soluble fermentable si es necesario.
  • Aumentar los fitonutrientes, la ingesta de vegetales de colores vivos, hierbas y especias que mejoran la resistencia  a la insulina (4,5).

2. Medir la sensibilidad a la insulina de forma precoz.

Es muy recomendable medir la resistencia  a la insulina antes de  que las cifras de glucosa en sangre se lleguen a alterar. Hay que medir insulina, colesterol HDL, LDL, VLDL, triglicéridos, PCR como marcador de inflamación y valorar sus interrelaciones para detectar precozmente patrones de resistencia a la insulina.

3. Medir el ratio cortisol / DHEA

Sin un buen control del estrés, un individuo empezará a mostrar signos de desregulación del eje HPA con niveles bajos de DHEA y secreción inadecuada de cortisol. Con estos datos, más los síntomas que presenta, se puede hacer un diagnóstico de fatiga adrenal y se pueden empezar a implementar actitudes.

4. Mantener un adecuado patrón de sueño.

Una baja cantidad y calidad del sueño está directamente relacionada con la grasa visceral y la disfunción del eje HPA. De hecho, la privación de sueño es un método usado para recrear estrés para el eje HPA en estudios. Además los pacientes obesos tienen mayor riesgo de desarrollar apnea del sueño que empeora el cuadro fisiológico ya alterado de por sí. Se recomienda tener un patrón regular de sueño para unas 7 horas de descanso nocturno.

5. Plantearse objetivos reales.

La adherencia al programa es de vital importancia para lograr los objetivos. Más que un objetivo de pérdida de peso, el foco se debe poner en mejorar la resistencia a la insulina y bajar la inflamación.

Vitaminas y minerales

La síntesis y secreción de cortisol depende de un aporte adecuado de varias vitaminas, como la C, Niacina (B3), ácido pantoténico (B5), Biotina (B8) y ácido fólico (B9). La relación de la corteza adrenal con los minerales es compleja, la aldosterona producida en la corteza adrenal tiene un efecto profundo en la regulación mineral. Cuando cortisol y aldosterona se estimulan con estrés, ambas hacen que se pierda potasio; asimismo, en situaciones de estrés el nivel de calcio en la glándula baja, y los niveles en sangre de potasio, zinc, hierro y cobre también se ven alterados. Un suplemento vitamínico y mineral bien balanceado es crítico para la recuperación adrenal (6).

Fosfatidilserina

La fosfatidilserina es un fosfolípido de membrana, esencial para todas las células, sobre todo las cerebrales. Diversos estudios han demostrado que suplementarlo hace que la respuesta al estrés del cortisol se atenúe (7,8).

Pregnenolona y DHEA

La pregnenolona, que ya ha sido ampliamente revisada en otra entrada de este blog (pinche aquí), es un precursor del resto de las hormonas adrenales y se le ha atribuido también un papel para regular las fluctuaciones del cortisol.

El uso de DHEA, también revisado en este blog (pinche aquí), se ha propuesto como beneficioso. Varios estudios sugieren que aumentar los niveles de DHEA vía suplementación en pacientes con niveles bajos de la misma o ratio cortisol/DHEA alterado ayuda a combatir los efectos catabólicos del cortisol sin afectar a su producción (9).

Adaptógenos

Un adaptógeno se define como aquella sustancia que mejora la habilidad del cuerpo para resistir al estrés y que ejerce un efecto balanceador en varios sistemas del organismo (inmune, sistema nervioso, cardiovascular, etc,…). Varios productos botánicos se han propuesto como adaptógenos: el eleuterococo (ginseng siberiano), withania somnifera (ashwaganda), astragalus membranaceus, etc.

El efecto de los adaptógenos en combinación con vitaminas y minerales ha mostrado ser aditivo y beneficioso para la disfunción del eje HPA (10).

Aquí acaba, de momento, esta serie de artículos sobre la fatiga adrenal. Como veis, un cuadro complejo, pero que finalmente da respuesta a muchos interrogantes sobre el efecto del estrés crónico en el organismo y a muchos síntomas a los que la medicina no podía dar respuesta y que causaban intenso malestar en los pacientes. Queda mucho trabajo por hacer, obviamente, para dilucidar los mecanismos que llevan a cada síntoma, encontrar mejores y más eficaces formas de tratamiento… pero parece claro ya que la glándula suprarrenal debe ser el centro de estas investigaciones.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Gadinger, M. C., Loerbroks, A. et al. Associations Between Job Strain and the Cortisol/DHEA-S Ratio Among Management and Nonmanagement Personnel. Psychosom Med. 2010.

(2) Kyrou, I., Chrousos, G. P. et al. Stress, visceral obesity, and metabolic complications. Ann N Y Acad Sci. 2006; 1083:77-110.

(3) Elenkov, I. J., Iezzoni, D. G. et al. Cytokine dysregulation, inflammation and well-being. Neuroimmunomodulation. 2005; 12(5):255-269.

(4) Nilsson, A. C., Ostman, E. M. et al. Effect of cereal test breakfasts differing in glycemic index and content of indigestible carbohydrates on daylong glucose tolerance in healthy subjects. Am J Clin Nutr. 2008; 87(3):645-654.

(5) Nilsson, A. C., Ostman, E. M. et al. Including indigestible carbohydrates in the evening meal of healthy subjects improves glucose tolerance, lowers inflammatory markers, and increases satiety after a subsequent standardized breakfast. J Nutr. 2008; 138(4):732-739.

(6) Jaroenporn, S., Yamamoto, T. et al. Effects of pantothenic acid supplementation on adrenal steroid secretion from male rats. Biol Pharm Bull. 2008; 31(6):1205-1208.

(7) Monteleone, P., Beinat, L. et al. Effects of phosphatidylserine on the neuroendocrine response to physical stress in humans. Neuroendocrinology. 1990; 52(3):243-248.

(8) Monteleone, P., Maj, M. et al. Blunting by chronic phosphatidylserine administration of the stress-induced activation of the hypothalamo-pituitary-adrenal axis in healthy men. Eur J Clin Pharmacol. 1992; 42(4):385-388.

(9) Genazzani, A. R., Pluchino, N. et al. Long-term low-dose oral administration of dehydroepiandrosterone modulates adrenal response to adrenocorticotropic hormone in early and late postmenopausal women. Gynecol Endocrinol. 2006; 22(11):627-635

(10) Panossian, A. and Wikman, G. Evidence-based efficacy of adaptogens in fatigue, and molecular mechanisms related to their stress-protective activity. Curr Clin Pharmacol. 2009; 4(3):198-219.