La nutrición y el envejecimiento cerebral


Las enfermedades neurológicas se han convertido por su prevalencia, relevancia clínica y repercusión, en uno de los principales problemas de salud en los países desarrollados. La evidencia muestra que la alimentación es un enfoque prometedor para la prevención de la neurodegeneración relacionada con la edad.

Con una población cada vez más envejecida, la evidencia muestra cómo la alimentación ofrece un enfoque prometedor cara a la prevención de la neurodegeneración por la edad y demencia. Un nuevo estudio publicado en la revista Ageing Research Reviews aborda nuevas vías para explorar el papel de la dieta en el envejecimiento saludable: el impacto de los nutrientes, la manipulación dietética y la microbiota.

Alejandro Monzó – Unidad de Nutrición y Enfermería Neolife


El cerebro experimenta un desarrollo neuronal hasta aproximadamente los 30 años de edad

Los nutrientes juegan un papel fundamental en el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso humano. La epidemiología nutricional ha sugerido un papel protector de las dietas saludables y de varios nutrientes candidatos para los resultados del envejecimiento cerebral. Las personas mayores que siguen una dieta rica en frutas, verduras, hortalizas, cereales integrales y pescados, como es el patrón de dieta mediterránea, tienen cerebros mayor tamaño que las que se alimentan de forma insana (1,2). La dieta mediterránea podría tener un carácter protector respecto al deterioro cognitivo por diversos mecanismos (3):

  • La ingesta de ácidos grasos monoinsaturados ayudaría a la conservación de la membrana celular.
  • La mejoría del patrón metabólico conllevaría a un menor deterioro vascular.
  • La ingesta de antioxidantes ayudaría a disminuir el estrés oxidativo.

Por ello, el ensayo clínico aleatorizado PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea) sugiere que la adherencia a la dieta mediterránea disminuye los eventos cardiovasculares incluido el ictus, lo que directa e indirectamente influye en el desarrollo de demencia (3).

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A mayor tamaño, mayor capacidad

Además, se ha demostrado que las personas con cerebros de mayor volumen tienen mejores capacidades cognitivas, por lo que las intervenciones para mejorar la calidad de la dieta podrían constituir una buena estrategia para mantener las capacidades de pensamiento de los mayores. La evidencia existente muestra que algunos nutrientes o ingredientes alimentarios, en particular vitaminas y minerales específicos, flavonoides y ácidos grasos omega-3, tienen beneficios para la función cognitiva (figura 1) (3,4).

Efectos fisiológicos de los micronutrientes en el cerebro

La importancia del Omega3

En los últimos años se ha estudiado el papel de los ácidos grasos omega-3 en el desarrollo del deterioro cognitivo y se han postulado diferentes mecanismos por lo que podrían disminuir el riesgo de demencia. Estos ácidos grasos poliinsaturados ejercen su carácter protector mediante sus efectos antitrombóticos, vasodilatadores, antiinflamatorios, antiarrítmicos y sobre el metabolismo lipídico. Dado que se ha descrito una relación directa entre la enfermedad cardiovascular y la aparición de demencia, tanto de tipo Alzheimer como vascular, la reducción del riesgo cardiovascular podría disminuir el riesgo de demencia. Estos ácidos grasos, junto a los fosfolípidos, forman parte de las membranas celulares y podrían contribuir a mantener su integridad en las neuronas y su expresión (2,3,4).

Cabe destacar un trabajo publicado en la revista científica Journal of Alzheimer’s Disease Reports, donde muestra que la obesidad podría agravar los efectos del Alzheimer. Este estudio reveló que la obesidad podría contribuir a la vulnerabilidad del tejido neural, mientras que mantener un peso saludable en caso de demencia leve podría ayudar a preservar la estructura cerebral (5). Por tanto, el sobrepeso y la obesidad es una carga adicional para la salud del cerebro y puede agravar la enfermedad.

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Una vez más, la microbiota

Otra de las nuevas vías de investigación con respecto a la edad, es el estudio del microbioma intestinal humano. Se trata del genoma de los microorganismos que componen la microbiota gastrointestinal, predominantemente bacterias pero también incluyendo hongos, virus y otros organismos. El microbioma intestinal sufre cambios significativos a lo largo de la vida, presentando características distintivas en las diferentes fases de la vida. El uso de prebióticos y probióticos se presenta como una herramienta interesante para abordar el eje microbioma-intestino-cerebro y como intervención para ayudar en el tratamiento de enfermedades mentales. Los prebióticos incluyen fibras dietéticas que facilitan el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas y se ha sugerido que influyen en la neurobiología, obteniendo buenos resultados en la mejora de la flexibilidad cognitiva de los pacientes. Sin embargo, los mecanismos por los cuales la microbiota podría influir en el funcionamiento del cerebro parecen ser complejos y multidireccionales, e involucran vías neurales, endocrinas e inmunes (4).

En Neolife elaboramos un programa de salud integral, incluida la prevención de enfermedades neurodegenerativas. Y hemos podido ver que la dieta juega un papel importante tanto en la etiopatogenia como en el tratamiento de muchos procesos neurológicos. Por todo ello, una pauta dietético-nutricional individualizada es una de las claves en la prevención de la enfermedad de nuestros pacientes, logrando evitar así el envejecimiento prematuro cerebral y desarrollar un estado de salud óptimo.

 


BIBLIOGRAFÍA

(1) Otero. “La dieta mediterránea Evita que el cerebro se encoja con el envejecimiento”. Diario ABC. URL: https://www.abc.es/salud/habitos-vida-saludable/abci-dieta-mediterranea-evita-cerebro-encoja-envejecimiento-201805171223_noticia.html

(2) Redondo S., M.R. & González R., L.G. (2015). “Nutriguía: manual de nutrición clínica”. 2ªEdición. Editorial Médica Panamericana.

(3) De Luis Román, D.A. Bellido Guerrero, D. García Luna, P.P. Olivera Fuster, G. (2017). “Dietoterapia, nutrición clínica y metabolismo”. Tercera edición. Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Grupo Aula Médica, S.L. Madrid, España.

(4) Flanagan E. y otros. (2020). “Nutrition and the ageing brain: moving towards clinical applications”. Ageing Res Rev. Vol. 62 URL: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32461136/

(5) Dake, M.D. y otros. (2021). “Obesity and brain vulnerability in normal and abnormal aging: a multimodal MRI Study”. Journal of Alzheimer’s Disease Reports. Vol. 5, nº1, pp: 65-77. URL: https://content.iospress.com/articles/journal-of-alzheimers-disease-reports/adr200267