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Suplementación nutricional

A partir de los 30 años las pérdida de masa muscular en hombres y mujeres es de un 3-8% por década y sube a un 5-10% a partir de los 50 años, esta circunstancia es parte del proceso de envejecimiento y se asocia a una disminución del metabolismo basal, un incremento del tejido graso, una pérdida de capacidad funcional y a una mayor incidencia de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento (diabetes, enfermedad cardiovascular, osteoporosis, depresión…). Solamente un 3,5% de la población adulta norteamericana cumple con los mínimos de actividad física recomendada por las asociaciones científicas. El entrenamiento de la fuerza a cualquier edad es esencial para preservar la masa muscular y prevenir las alteraciones anteriormente mencionadas. Sin embargo, los autores recomiendan la ingesta de proteína con o sin carbohidratos justo antes y/o después de este entrenamiento para garantizar la síntesis de masa muscular en unas dosis de 0,5 g de proteína y 1 g de carbohidratos por kilo de peso corporal.

En este estudio los autores analizan los efectos de la drástica caída del uso de terapia hormonal sustitutiva en mujeres de 50 a 59 años histerectomizadas (sin útero), como consecuencia de la alarme suscitada en 2002 al publicarse los primeros resultados del estudio WHI («Women’s Health Initiative»). Sus conclusiones son alarmantes al observar que al menos 18601 y como máximo 91610 mujeres de entre 50 y 59 años, histerectomizadas que participaron en el estudio WHI y que dejaron de usar o no comenzaron el uso de terapia hormonal sustitutiva murieron prematuramente debido a esta circunstancia. En conclusión, la terapia hormonal sustitutiva en mujeres jóvenes post-menopáusicas se asocia con una reducción de todas las causas de mortalidad y deberían revisarse urgentemente los consejos por parte de los médicos y en relación a estos tratamientos en este grupo de mujeres.

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Existen evidencias científicas de los efectos anticancerosos de los ácidos grasos omega 3 EPA y DHA. Los autores de este estudio, publicado en la prestigiosa revista Gut, utilizaron las bases de datos del Nurses´Health Study y del Professionals Follow-up Study para evaluar la mortalidad por cualquier causa y como consecuencia del cáncer de colon en una muestra de 1.659 pacientes diagnosticados de cáncer de colon, según su ingesta de ácidos grasos omega 3 antes y después del diagnóstico del cáncer. Se observó que aquellos pacientes con una mayor ingesta de omega 3 tenían una menor mortalidad producida por el propio cáncer de colon. Loa pacientes con ingestas diarias inferiores a 100 mg de omega 3 tenían una mortalidad por el propio cáncer un 41% superior a los que tomaban más de 300 mg diarios. Además se vio que los pacientes que tras el diagnóstico del cáncer incrementaron su ingesta de omega 3 en al menos 150 mg presentaron una reducción de su mortalidad de un 70% con respecto a los que mantuvieron su ingesta en los mismos niveles anteriores al diagnóstico.