A vueltas con la testosterona


Un artículo publicado en El Confidencial alerta erróneamente de los riesgos de la testosterona.

El artículo, titulado “Llegan a España las clínicas de baja testosterona: el remedio puede ser peor”, reproduce un debate que se viene llevando a cabo en Estados Unidos desde hace 10 años.  A pesar de la oposición del Sistema Nacional de Salud a actuar de forma proactiva en la mejora de la salud, cada vez hay más médicos bien formados e informados que están a favor. Mientras tanto, los pacientes que la usan, hombres y mujeres, se encuentran mejor y previenen enfermedades.

Dirección médica de Neolife


A pesar del posicionamiento contrario de la FDA y de otras instituciones, el incremento del uso de la testosterona es exponencial gracias a la mejora de la calidad de vida percibida por los pacientes.

En las últimas semanas ha habido algunas noticias vinculadas al tratamiento con testosterona que merecen una reflexión. Concretamente el pasado 7 de enero el diario digital El Confidencial publicó un artículo titulado “Llegan a España las clínicas de baja testosterona: el remedio puede ser peor”. Alguno de los pacientes de Neolife se interesó por la opinión de nuestro director médico, por lo que hemos considerado interesante compartir una serie de reflexiones al respecto.

En el artículo de El Confidencial se hace referencia a la llegada a España de una exitosa cadena de clínicas denominadas “Doctor T”, que opera desde hace años en EE. UU. y Australia, dedicada al tratamiento del déficit androgénico del hombre adulto o síndrome de baja testosterona y toda su sintomatología asociada. En el artículo se alerta de los riesgos que este tipo de tratamientos conlleva entrevistando a 4 médicos (dos médicos de familia y dos urólogos) con posiciones en contra al tratamiento y a un médico a favor, el director de la clínica española.

Neolife - A vueltas con la testosterona

El mismo debate sobre la testosterona y estas clínicas, llamadas allí “Low-T clinics es conocido en EE. UU. desde hace años. Pareciera que el artículo de El Confidencial estuviera inspirado en los muchos similares que han aparecido en Estados Unidos en los últimos 5 años. Es normal y lógico y habrá muchos más en España en un futuro próximo. Vamos unos 5-10 años por detrás de lo que allí ocurre.

A pesar del posicionamiento contrario de la FDA y de otras instituciones sanitarias al uso de la testosterona para prevenir la enfermedad y mejorar la calidad de vida, el incremento de su uso es exponencial. La razón es simple: los pacientes que la usan, hombres y mujeres, se encuentran mejor y cada vez hay más médicos bien formados e informados que no se creen de forma dogmática lo que cuentan estas instituciones. Esta es la realidad y por ello su uso no ha dejado de incrementarse en los últimos 15 años, a pesar de todas las noticias negativas que salen sobre el tema. Hay muchísimos estudios científicos sobre los efectos positivos, pero esos no salen a la luz.

No es cierto que no haya “suficiente” literatura científica que avale su uso para prevenir y mejorar la calidad de vida. Siempre se esgrime este argumento “no hay suficiente evidencia científica” cuando se quiere ir en contra de algún tratamiento o método clínico. Sin embargo, a favor de la testosterona hay muchísima más evidencia científica que para decenas y decenas de intervenciones que a diario se hacen en la práctica clínica habitual del Sistema Nacional de Salud. Desde intervenciones quirúrgicas a tratamientos antihipertensivos ineficientes, pasando por algunos psicofármacos…

Entonces ¿por qué se está en contra de su uso preventivo y en la mejora de la calidad de vida? En nuestra opinión es porque la mayoría de las instituciones sanitarias y de los médicos están anclados en la medicina curativa y reactiva del Siglo XX. Es lo que se conoce como anchor bias o sesgo de anclaje, que no es otra cosa que la tendencia humana a resistirse a las novedades y al cambio de opinión. Si no hay enfermedad no se debe intervenir. Todavía no se ha entendido el Paradigma Sanitario del Siglo XXI, preventivo, proactivo, personalizado… Este nuevo paradigma tardará unas cuantas décadas en divulgarse en las facultades de medicina y, por tanto, en la práctica clínica. La medicina curativa dice “no hagas nada mientras no sea necesario”, mientras que la medicina preventiva dice “no dejes de hacer algo que pueda prevenir y mejorar la calidad de vida”. Los primeros argumentan una medicalización de los sanos, los segundos, entre los que nos encontramos, argumentamos una dejación y complacencia de los primeros. El futuro está en la prevención de las enfermedades en su fase subclínica. Además, ¿qué hay de malo en estar mejor? Es un debate similar al que hubo con otros grandes de la ciencia (transfusiones sanguíneas, por ejemplo). En nuestra opinión ese posicionamiento contrario es mojigato, alarmista, conservador y autocomplaciente.

El uso controlado y correctamente prescrito de la testosterona es muy seguro, con un porcentaje de efectos secundarios bajísimo y de poca relevancia.

En el artículo de El Confidencial se argumenta que “el envejecimiento es un proceso fisiológico normal, nunca puede ser una enfermedad”. Evidentemente es un proceso fisiológico natural, pero no deseable. Además, los últimos avances científicos demuestran que es la principal causa de las enfermedades no transmisibles (cardiovasculares, cáncer, neurodegenerativas, metabólicas y osteoarticulares) y algunos grandes investigadores empiezan a hablar del envejecimiento como enfermedad. ¿Qué tiene de malo luchar contra los síntomas y las enfermedades del envejecimiento?, ¿por qué doblegarnos si podemos envejecer más jóvenes?

En cuanto al argumento de demonizar a la testosterona aludiendo al doping es tan simple como demonizar el sexo aludiendo a la prostitución o al dinero aludiendo a la corrupción. Además, muchos medicamentos habituales, como la Couldina o el Frenadol, también son sustancias dopantes…

Curiosamente existe una lucha entre médicos de distintas especialidades para acaparar el uso terapéutico de la testosterona. Por lo general son los urólogos los más reivindicativos, argumentando lo complicado y difícil que es su manejo, así como por ser la hormona masculina por excelencia. Pero la testosterona tiene efectos beneficiosos en muchos órganos y sistemas. Por ello en EEUU la usan psiquiatras, endocrinos, cardiólogos, ginecólogos, oncólogos… y esto es lo que va a pasar en un futuro próximo, a medida que los últimos avances y publicaciones sobre sus efectos beneficiosos y su manejo clínico vayan siendo conocidos por el colectivo médico de distintas especialidades.

¿Riesgos de la testosterona? El uso controlado y correctamente prescrito de la testosterona es muy seguro, con un porcentaje de efectos secundarios bajísimo y de poca relevancia. Se le ha intentado atribuir muchos y graves efectos secundarios que uno a uno han sido desmentidos o puestos en duda en las últimas publicaciones (más abajo adjuntamos algunos de los escritos de este mismo blog en los que se profundiza sobre este tema). No obstante su uso debe ser vigilado por un médico con experiencia.

En conclusión, el uso de la testosterona, no para tratar una enfermedad, sino para mejorar la calidad de vida y prevenir enfermedades es una excelente opción que debería plantearse a los pacientes candidatos con la información suficiente.

Artículos del blog sobre testosterona en hombres:

Artículos del blog sobre testosterona en mujeres: