¿Comemos lo mismo que hace 30 años?


Un reciente estudio publicado en la revista Obesity Research & Clinical Practice relaciona el aumento de peso con factores diferentes a la dieta y el ejercicio.

Estos factores son la utilización de productos químicos (pesticidas y conservantes), la toma de antidepresivos y la ingesta de carne tratada con hormonas. Además, el exceso de uso de los suelos y el aumento de Co2 en la atmosfera, entre otras causas, han hecho que los alimentos sean deficitarios en minerales y vitaminas.

Tania Mesa – Nutricionista y Enfermera de Neolife


Un reciente estudio afirma que hoy es más difícil mantener el mismo peso que hace 30 años, debido a que existen diversos factores que fomentan la obesidad.

La Dieta Mediterránea (DM) es un modelo de alimentación y un estilo de vida saludable que se relaciona con una mayor esperanza de vida, asociada con un efecto protector frente a diferentes enfermedades crónicas, como hemos mencionado en artículos anteriores. No obstante, a medida que han ido pasando los años, los hábitos de vida han ido empeorando progresivamente: cada vez se consumen más alimentos procesados con alto contenido de azúcares, grasa y almidón.

Numerosos estudios clínicos de la última década han mostrado de forma consistente que este tipo de alimentación, sumada al sedentarismo, nos conduce a sufrir ataques de corazón, cáncer, derrames cerebrales, diabetes, artrosis, osteoporosis, demencia senil y obesidad. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista especializada Obesity Research & Clinical Practice (1), aporta nuevas hipótesis relacionadas con el aumento de peso corporal, más allá de la dieta y el ejercicio.

Los investigadores estudiaron la dieta de 36.400 participantes estadounidenses entre los años 1971-2008 y la actividad física de 14.419 participantes entre los años 1988-2006. Analizaron la cantidad de alimentos ingeridos, actividad, edad e índice de masa corporal (IMC) y llegaron a la conclusión que hoy es más difícil mantenerse en el mismo peso que hace 20 o 30 años, pero no porque hoy se coma más o se haga menos ejercicio, sino que antes tomando la misma cantidad de alimentos (kilocalorías, macronutrientes…) y haciendo la misma cantidad de ejercicio se conseguía un IMC más bajo que hoy.

Los autores refieren que existen otros factores que pueden estar contribuyendo al aumento de la obesidad, como pueden ser: los productos químicos (pesticidas y conservantes) que alteran los procesos hormonales; la toma de antidepresivos, como el Prozac (relacionado con el aumento de peso); o la ingesta de carne tratada con hormonas, que está generando modificaciones de la flora microbiana (bacterias intestinales que predisponen a ganar peso).

Si bien este estudio parece confirmar que existen otros factores que pudieran incidir en el aumento de la obesidad actual, no debemos engañarnos: las principales causas son los cambios nutricionales y el sedentarismo.

Otro estudio realizado en 1994 demostró que el contenido en hierro de las espinacas era 75 veces inferior al que estas tenían 25 años atrás.

Pero cabe preguntarse: ¿tenemos la misma alimentación que hace 30 años? Cada vez tenemos más información de lo importante que es realizar una dieta sana y equilibrada para garantizar a nuestro cuerpo todos los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo, mantenimiento y funcionamiento. Sin embargo, el exceso de uso de los suelos y el aumento de Co2 en la atmosfera, entre otras causas, han hecho que los alimentos sean deficitarios en minerales y vitaminas.

En 1994 Linda Grove, en su libro titulado August Celebration, explicaba que cultivar cientos de veces en las mismas tierras había causado que escaseasen las vitaminas y los minerales en los alimentos. En su estudio indicaba que en 1948 una espinaca contenía 158 miligramos de hierro por cada 100 gramos; 25 años después la misma cantidad de espinaca contenía menos de 2,2 miligramos de hierro. Es decir, hoy en día para conseguir la misma cantidad de hierro que hace 50 años tendríamos que comer 75 raciones de espinacas.

Medición de la fuerza del antebrazo, con dinamómetro. Dr. Ángel Durántez, director médico de Neolife y Mariló, La Mañana de TVE.

Según recientes investigaciones, debido al efecto de los altos niveles de CO2, en las próximas décadas algunos cereales y legumbres contendrán menos nutrientes.

Otro estudio publicado en la revista científica Nature (2) indica que a medida que los niveles del dióxido de carbono (CO2) aumenten, algunos cereales y legumbres se volverán menos nutritivos. Los investigadores de dicho estudio analizaron 20 terrenos experimentales en varios países como Australia, Japón y Estados Unidos, para determinar el efecto de los altos niveles de C02 en los cultivos. En el experimento se mantuvieron todas las condiciones de crecimiento (luz solar, suelo, agua, temperatura) y se utilizó un sistema de tubos conocido como Free Air Concentration Enrichmment (FACE), que bombea y permite ajustar las concentraciones de CO2 a 550 partes por millón (pppm), nivel que se espera alcanzar en el planeta para el año 2050.

El experimento reveló que los niveles de zinc, hierro y proteínas disminuyen en los cultivos del arroz, del trigo y de la soja cuando aumentan los niveles de Co2. Por desgracia, por mucho que cuidemos nuestra alimentación y por muy sana y equilibrada que pueda ser nuestra dieta, hoy en día los alimentos naturales no contienen la suficiente concentración de ciertos micronutrientes, como hemos podido comprobar. Con el desarrollo de la civilización, la alimentación ha ido cambiando, y sufrimos un déficit nutricional en nuestra alimentación diaria. Por lo tanto, los suplementos nutricionales son fundamentales para mantener nuestros biomarcadores en niveles óptimos, y de esta forma, poder disfrutar de una buena salud.

En los programas de medicina antiaging de Neolife se prescribe la suplementación nutricional siempre que sea necesario compensar los déficits detectados o potenciar acciones preventivas. Lo que no se pueda aportar con la alimentación, se aportará mediante suplementos nutricionales.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Brown, R., Sharm, A., Arden, C. et al. “Secular differences in the association between caloric intake, macronutrient intake, and physical activity with obesity”. Obesity Research Clinical Practice: March 26, 2015.
https://www.obesityresearchclinicalpractice.com/article/S1871-403X%2815%2900121-0/abstract

(2) Myers, S., Zanobetti, A., Kloog, I. et al. “Increasing CO2 threatens human nutrition”. Natu 510, 139-142: June 5, 2014.
https://www.nature.com/nature/journal/v510/n7503/full/nature13179.html