Alteraciones de los lípidos en la menopausia


Es habitual que nuestras pacientes no entiendan cómo pueden presentar una alteración en los lípidos, cuando anteriormente estos parámetros estuvieron siempre bajo control.

Uno de los achaques de la menopausia es la alteración metabólica que se refleja en los lípidos (aumento de triglicéridos y del colesterol LDL, disminución del colesterol HDL, etc.). La mujer debe prepararse, plantearse tratamientos y modificar su estilo de vida si desea mantener un estado de salud óptimo.

Dra. Celia Gonzalo Gleyzes – Equipo Médico Neolife


Breve repaso del perfil lipídico

  • Colesterol-LDL: su función es transportar el colesterol a los tejidos. Además, forma parte de las membranas celulares y se puede convertir en diferentes metabolitos como las hormonas esteroideas. La fracción LDL contribuye a la formación de placas de ateroma en las arterias, haciéndolas más rígidas y pudiendo obstruirlas (aterosclerosis).
  • Colesterol-HDL: la fracción HDL impide el depósito de colesterol-LDL. El HDL desplaza el colesterol libre de las células y el de otras lipoproteínas. Ese colesterol se transporta hasta el hígado donde es excretado por la vía biliar. El HDL disminuye los niveles de colesterol acumulados en el endotelio (pared de células) de los vasos sanguíneos por eso beneficia al sistema cardiovascular.
  • Triglicéridos: constituyen una forma de almacenar energía. Pueden acumularse en el tejido adiposo y en otros órganos causando enfermedades (esteatosis hepática, pancreatitis…). Obtenemos energía de la grasa por la conversión de los triglicéridos en ácidos grasos libres, se transportan unidos a la albúmina hasta diferentes tejidos donde se oxidan. Niveles elevados de triglicéridos en sangre se asocian con enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2 y aterosclerosis.

Estradiol (E2) y alteraciones del metabolismo lipídico

Durante la vida fértil de la mujer el nivel medio de estradiol es de 100-250 pg/ml, pero este cae en la post menopausia a 10 pg/ml.

Esto se asocia a situaciones patológicas de la menopausia: alteraciones del sueño, del estado de ánimo, síntomas vasomotores (sofocos, sudoración), atrofia urogenital, osteopenia, osteoporosis, alteraciones psiquiátricas, disfunción sexual, problemas en la piel, enfermedades cardiovasculares, cáncer, problemas metabólicos y obesidad.

Lípidos menopausia

El estradiol se sintetiza “utilizando” el col-LDL. Durante la menopausia ese colesterol ya no se “gasta” de esa manera.

Datos experimentales han demostrado que el estradiol tiene un papel esencial en la beta-oxidación de los ácidos grasos en las mitocondrias.

Los estrógenos tienen un efecto inhibidor sobre genes adipogénicos.

El receptor estrogénico ER alfa regula la distribución de la grasa corporal, la inflamación del tejido adiposo y la fibrosis.

Un estudio reciente expone que las mujeres que han recibido inhibidores de la aromatasa (tratamiento utilizado en cáncer de mama que tiene por objetivo disminuir los niveles de estrógenos) tenían un porcentaje mayor de grasa corporal y una mayor resistencia a la insulina que los casos control.

El envejecimiento se asocia con cambios en la composición corporal, en la mujer coincide con la menopausia. Se podría explicar por la pérdida del efecto protector de los estrógenos y un incremento relativo de los niveles de los andrógenos circulantes. Se sugiere que las hormonas sexuales pueden tener una influencia en el perfil lipídico porque se expresan receptores de estrógenos en la grasa visceral y en los adipocitos subcutáneos.

En la menopausia el colesterol HDL va a disminuir y el colesterol-LDL a aumentar. Investigaciones han desvelado que el HDL3-C va a aumentar, pero el HDL-2C va a disminuir hasta en un 25% (subfracción cardioprotectora). El colesterol LDL puede aumentar un 39-49%.

En la menopausia se alteran las adipoquinas (moléculas relacionadas con los adipocitos, la angiogénesis, la sensación de hambre etc).

El aumento de la grasa visceral se relaciona con un incremento de la lipolisis, esto aumenta el flujo de ácidos grasos al hígado, empeorando la resistencia a la insulina hepática.

Peor gasto energético en la menopausia

La caída de estradiol hace que empeore la expresión de genes especializados en el gasto energético eficiente, lo que implica una mayor tendencia a ganar peso y a desarrollar enfermedades metabólicas en la menopausia.

La pérdida de masa magra con la edad (3-8% cada 10 años después de los 30 años) hace que la tasa metabólica en reposo empeore (las calorías que gastamos en reposo). Las mujeres presentan sarcopenia antes que los hombres.

Si unimos estos dos factores a una disminución de la actividad física (que podría deberse a molestias propias de la menopausia como los dolores articulares, la incontinencia urinaria, cansancio…) obtenemos una combinación fatal que nos podrá llevar a la obesidad en poco tiempo. (1)

¿Qué podemos aportar en Neolife?

  • Una valoración inicial para la detección de problemas: biomarcadores (revisión del nivel de nuestros lípidos), “foto” de nuestra composición corporal completa mediante un DXA de composición corporal, prueba muy precisa que nos mostrará masa grasa, masa magra y grasa visceral. Descubriremos si nuestras arterias están ya dañadas (ecografía de carótidas y Score calcio)
  • Revisión de nuestro estado hormonal con indicación de una terapia hormonal sustitutiva bioidéntica completa cuando sea preciso (la importancia del estradiol ha quedado clara).
  • Revisión de la dieta y planteamiento de objetivos. Nos interesa que las mujeres en menopausia pierdan peso y ganen músculo (evitar la obesidad sarcopénica) manteniendo una dieta completa y rica en antioxidantes. Además, hay que evitar pautas alimentarias que promuevan la osteoporosis (acidificación, abuso de bebidas carbonatadas, exceso de café etc.).

La dieta hipocalórica se acompañará del NeoVitamin Plus y del NeoMineral Plus para evitar déficits y complicaciones.

  • Valoración deportiva: es preferible adaptar la actividad física a cada individuo. No podemos combinar menopausia y sedentarismo, ya que nos expone a enfermedades como la obesidad y el cáncer.
  • Suplementación: no va a sustituir a la dieta mediterránea, pero la va a completar. Con casi total seguridad necesitemos Neovitamin D3 (colecalciferol) y NeOmega 3.

El sobrepeso y la edad aumentan nuestros requerimientos en vitamina D (una hormona que permite la absorción de calcio a nivel intestinal pero que su déficit puede asociarse a diferentes patologías como la enfermedad cardiovascular, las enfermedades autoinmunes, los triglicéridos elevados, la tuberculosis, la psoriasis etc.).

Los ácidos grasos omega-3 tienen efectos antinflamatorios, cardioprotectores y mejoran la sensibilidad a la insulina. En un estudio brasileño se observó que la suplementación con 900 mg de omega 3 al día en mujeres menopáusicas mejoró el IMC, la circunferencia de la cintura, la tensión arterial, los triglicéridos, la IL-6 y la resistencia a la insulina.

  • Supervisión médica: el camino hacia la salud se realiza con profesionales que van a individualizar pautas y aclarar conceptos.

BIBLIOGRAFÍA

(1) Ko SH, Kim HS. Menopause-Associated Lipid Metabolic Disorders and Foods Beneficial for Postmenopausal Women.

Nutrients
. 2020 Jan 13;12(1):202. doi: 10.3390/nu12010202. PMID: 31941004; PMCID: PMC7019719.

(2) https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31941004/