Suplementación con multiminerales: a la orden del día


La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que casi 2.000 millones de personas en el mundo presentan un déficit de minerales esenciales y/o de vitaminas.

Y está demostrado que los déficits en estos minerales esenciales suponen un riesgo para nuestra salud y calidad de vida. Además, gracias a la secuenciación del genoma humano, se ha podido identificar que existe una relación directa entre la adecuada ingesta de micronutrientes y la activación de determinados genes asociados a la salud, demostrando que ciertos déficits nutricionales están relacionados con la aparición de enfermedades crónicas, enfermedades neurodegenerativas, tumores o enfermedades como la intolerancia a la lactosa y la fenilcetonuria.

Dr. Moisés de Vicente – Equipo Médico Neolife


La suplementación se hace imprescindible, en la mayoría de los casos, si se desea obtener una adecuada concentración de minerales intra y extracelulares en el organismo.

Los minerales son moléculas imprescindibles para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Se trata de micronutrientes que nuestro cuerpo precisa en cantidades relativamente pequeñas respecto a los macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y lípidos) y que no podemos sintetizar, con lo que deberán ser aportados con la dieta o mediante la suplementación específica.

Podemos diferenciar, dentro de los minerales esenciales, tres grupos en función de las cantidades diarias necesarias para el correcto funcionamiento celular:

  • Macroelementos, de los que nuestro cuerpo precisa cantidades superiores a 100 mg por día. Estos macroelementos son el calcio, fósforo, sodio, potasio, cloro, magnesio y azufre.
  • Microelementos, de los que precisamos cantidades inferiores a 100 mg por día. Ejemplo de estos son el hierro, flúor, cinc y cobre.
  • Elementos traza, cuyas necesidades son inferiores a 1 mg por día. Dentro de este grupo se encuentran el yodo, cromo, molibdeno y selenio.

Multimineral Neoactives

Los minerales intervienen en multitud de vías metabólicas y procesos celulares, bien como sustratos o como transportadores. Se encargan de ejercer una importante función reguladora, son indispensables en la formación de estructuras de nuestro organismo, como los huesos y dientes en el caso del calcio, fósforo y magnesio e, incluso, constituyen componentes de los líquidos intra y extracelulares como es el caso del sodio, el cloro y del potasio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que casi 2.000 millones de personas en el mundo presentan un déficit de minerales esenciales y/o de vitaminas (1). Esto nos permite ver la magnitud del problema. Está demostrado que los déficits en estos minerales esenciales suponen un riesgo para nuestra salud y calidad de vida.

La suplementación con multiminerales se encuentra a la orden del día en nuestra sociedad. Para que nos hagamos una idea, en Estados Unidos hasta el 49% de lo población toma este tipo de suplementos (2). Podemos definir como suplementos multiminerales a aquellos que contienen al menos dos tercios de los minerales esenciales y son capaces de administrar la cantidad diaria recomendada para mantener un adecuado estado de salud. Sin embargo, ya existen productos que aportan el 100% de estos elementos.

Gracias a la secuenciación del genoma humano, se ha podido identificar que existe una relación directa entre la adecuada ingesta de micronutrientes y la activación de determinados genes asociados a la salud. Es lo que se conoce como nutrigenómica y nutrigenética. Estas ciencias estudian el impacto que tiene la dieta sobre nuestra expresión genética y como, a su vez, nuestra carga genética puede influenciar nuestra alimentación. Se ha demostrado ya que enfermedades como la intolerancia a la lactosa o la fenilcetonuria están influenciadas claramente por una expresión génica derivada de una situación nutricional determinada (3). Pero es que, además, estudios recientes relacionan esta misma situación con la aparición de enfermedades crónicas, enfermedades neurodegenerativas e incluso tumores (4, 5).

En nuestra situación nutricional influyen, además de los genéticos, otros factores individuales. Algunos de ellos imposibles de modificar, como la edad, el sexo y los tóxicos medioambientales que nos rodean en nuestro día a día. Otros sí son modificables como, por ejemplo, el tabaco, la ingesta de alcohol, determinadas medicinas, la presencia de inflamación silente, etc.

Es cierto que una parte de los micronutrientes son captados a través de una dieta rica y equilibrada. La dieta mediterránea se caracteriza precisamente por ofrecernos la posibilidad de completar todas nuestras necesidades. O al menos hasta cierto punto. Pero no es menos cierto que este tipo de dieta cada vez brilla más por su ausencia. Es difícil, teniendo en cuenta nuestro ritmo de vida, que podamos nutrirnos de forma adecuada exclusivamente con alimentos frescos y saludables. Por ello, parece razonable suplementar aquellas sustancias imprescindibles de forma alternativa.

En Neolife tenemos una visión global del organismo. Buscamos la perfecta sincronización de nuestras células para lograr optimizar al máximo su función. Para ello es imprescindible tener una adecuada concentración de minerales intra y extracelulares. Es por ello por lo que recomendamos la suplementación con estas moléculas siempre, claro está, bajo una estrecha supervisión médica  y analítica.


BIBLIOGRAFÍA

(1) Allen, L.; de Benoist, B.; Dary, O.; Hurrell, R. Guidelines on Food Fortification with Micronutrients; World Health Organization: Geneva, Switzerland, 2006.

(2) Gahche, J.J.; Bailey, R.L.; Potischman, N.; Dwyer, J.T. Dietary supplement use was very high among older adults in the United States in 2011–2014. J. Nutr. 2017, 147, 1968–1976.

(3) Ferguson, L.R.; De Caterina, R.; Gorman, U.; Allayee, H.; Kohlmeier, M.; Prasad, C.; Choi, M.S.; Curi, R.; de 
Luis, D.A.; Gil, A.; et al. Guide and position of the International Society of Nutrigenetics/Nutrigenomics on personalised nutrition: Part 1—Fields of precision nutrition. J. Nutrigenet. Nutrigenom. 2016, 9, 12–27.

(4) Choi, S.W.; Mason, J.B. Folate status: Effects on pathways of colorectal carcinogenesis. Nutr. 2002, 132, 2413s–2418s.

(5) Seshadri, S.; Beiser, A.; Selhub, J.; Jacques, P.F.; Rosenberg, I.H.; D’Agostino, R.B.; Wilson, P.W.; Wolf, P.A. Plasma homocysteine as a risk factor for dementia and Alzheimer’s disease. N. Engl. J. Med. 2002, 346, 476–483.