Dr. Darío Acuña y Dra. Germaine Escames. Asesores médicos de Neolife. Instituto Internacional de la Melatonina.
A partir de los 55 años nuestro cuerpo produce el 40% menos de melatonina que a los 25.
La falta de melatonina podría ser uno de los causantes de la alteración de los ritmos circadianos, como el sueño/vigilia y actividad/reposo, de la desincronización de los ritmos de los neurotransmisores cerebrales (afectando a las capacidades cognitiva) o de la aparición de signos de estrés oxidativo y nitrosativo.
La melatonina es la hormona secretada en la glándula pineal (aunque también hay producción extrapineal) responsable de sincronizar los ritmos endocrinos y no endocrinos de nuestro organismo.
A lo largo de estos años se ha demostrado que tanto la melatonina de origen pineal, como la que se produce en los demás órganos y tejidos de nuestro cuerpo, disminuye con la edad, y este descenso está directamente relacionado con los cambios que acontecen mientras cumplimos años.
En efecto, la melatonina de origen pineal, cuya producción circadiana tiene un pico nocturno o acrofase alrededor de las 2-3 de la madrugada, empieza a disminuir a partir de los 35-40 años y, a partir de los 55 años, ya producimos un 40% menos de melatonina. Este pico nocturno de melatonina es la señal que sincroniza al organismo. En consecuencia, al disminuir el pico, llega un momento en que el organismo no es capaz de detectarlo.
Una de las primeras manifestaciones de la falta de melatonina es la alteración de los ritmos circadianos, como el sueño/vigilia y actividad/reposo.
Además, como la melatonina sincroniza los ritmos de los neurotransmisores cerebrales, su disminución afecta también a las capacidades cognitivas, que van afectándose con la edad. Podemos hablar entonces de un envejecimiento del sistema circadiano derivado del déficit de melatonina, afectándose nuestro reloj biológico de manera cada vez más importante. Es aquí donde el uso de la melatonina para restaurar sus niveles fisiológicos tiene una enorme utilidad para prevenir las disfunciones circadianas de la edad.
Pero además, la melatonina también se produce en la mayoría de nuestros órganos y tejidos; es la llamada melatonina extrapineal. Su producción se diferencia de la pineal en tres aspectos principales:
- No se produce siguiendo un ritmo circadiano.
- Se produce en cantidades mucho mayores que la de origen pineal.
- Tiene funciones de protección celular, derivadas de sus importantes efectos antioxidantes y antiinflamatorios.
La melatonina extrapineal también disminuye con la edad, lo que facilita la aparición de signos de estrés oxidativo y nitrosativo que se agudizarán cuanto mayor sea el déficit de esta hormona, es decir, se agudizarán conforme vamos cumpliendo años. También se ha podido comprobar que la administración crónica de melatonina, como terapia de sustitución para prevenir su disminución con la edad, previene la mayoría de las manifestaciones del envejecimiento, debido a la reducción de los radicales libres y el subsecuente daño derivado del daño oxidativo e inflamatorio de la edad.
Hasta tal punto la melatonina es efectiva frente al efecto deletéreo del envejecimiento, que es capaz de aumentar la supervivencia y longevidad de animales de experimentación ¡en más de un 35%!
Estos resultados son de excepcional importancia porque son totalmente comparables a otras intervenciones realizadas para retrasar el envejecimiento, como son la restricción calórica y, recientemente, la modificación genética. Por tanto, sin esas intervenciones que pueden tener riesgos potenciales, la melatonina se eleva ahora a la categoría de tratamiento antienvejecimiento sin riesgos, al ser una hormona natural de nuestro cuerpo, que simplemente restituimos al faltar con la edad.
Como complemento a los efectos beneficiosos de la melatonina en el envejecimiento, en la actualidad se están analizando las propiedades de esta hormona en la neurogénesis, un campo muy prometedor para ella, donde se tienen los primeros resultados significativos que hablan de su papel en la formación de nuevas neuronas en el cerebro del adulto. Si pensamos que la melatonina disminuye con la edad, su efecto sobre la neurogénesis también va desapareciendo. Otro motivo más para restituir los niveles de melatonina que perdemos por el hecho de cumplir años.
En definitiva, hoy día sabemos que el déficit de melatonina que aparece con la edad es una de las causas del propio envejecimiento, que se manifiesta en los signos clínicos de estrés oxidativo, nitrosativo e inflamatorio, causando un daño lento e irreversible en las mitocondrias celulares. Atendiendo a estos resultados, la administración de melatonina a partir de los 40 años es un procedimiento de elección para frenar el deterioro que se produce con el envejecimiento y también algunas patologías degenerativas asociadas a la edad.
BIBLIOGRAFÍA
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