MTOR: controlando el crecimiento celular y la longevidad


La ruta mTOR es una serina/treonina quinasa que juega un papel central en la regulación del crecimiento celular y la homeostasis energética y tiene un impacto significativo en el metabolismo, la resistencia a la insulina y la salud en general. 

Desempeña un papel crucial en la medicina preventiva y el antienvejecimiento, pudiendo ser la nutrición y el ejercicio herramientas poderosas para optimizar su función y promover una vida más saludable y duradera.

David Baeza – Unidad de Nutrición Neolife


La fisiología de la ruta MTOR, sus efectos en la salud y la longevidad, y las estrategias para influir en su función a través de la nutrición y el ejercicio.

Es esencial comprender qué es la ruta mTOR y por qué ha capturado la atención de la comunidad científica. MTOR, es una serina/treonina quinasa que juega un papel central en la regulación del crecimiento celular y la homeostasis energética. Como parte de dos complejos distintos, mTORC1 y mTORC2, esta ruta es fundamental en la integración de señales de nutrientes, factores de crecimiento, y energía, siendo crucial para el mantenimiento de la salud celular, anabolismo y, por ende, la salud del organismo entero.

La ruta mTOR se encuentra en el corazón de una red de señalización que coordina las respuestas celulares a estímulos externos e internos. MTORC1 promueve la síntesis de proteínas, la biogénesis de orgánulos, y la inhibición de la autofagia, mientras que mTORC2 está implicado en la regulación del citoesqueleto y la supervivencia celular. La actividad de mTOR se ajusta dinámicamente en respuesta a la disponibilidad de nutrientes, energía, y oxígeno, lo que subraya su papel como un importante nodo de control metabólico.

La capacidad de mTOR para influir en la longevidad y la salud ha convertido a esta ruta en un atractivo objetivo terapéutico. Las intervenciones que modulan la actividad de mTOR, ya sea mediante cambios en la dieta, el estilo de vida o la farmacología, tienen el potencial de influir en el proceso de envejecimiento y reducir la incidencia de enfermedades relacionadas con la edad.

La rapamicina, un conocido inhibidor de mTOR, ha demostrado extender la vida útil en varios modelos animales, proporcionando un punto de partida fascinante para investigaciones destinadas a mejorar la salud humana.

Mientras que la actividad adecuada de mTOR es vital para la función celular normal, tanto la hiperactivación como la supresión de mTOR pueden tener consecuencias adversas.

Por ejemplo, la hiperactivación de mTORC1 está asociada con el cáncer, la obesidad, y la diabetes tipo 2, mientras que la inhibición excesiva puede conducir a un deterioro en la función inmunológica y una menor capacidad de regeneración de tejidos. Por lo tanto, una comprensión detallada de la ruta mTOR es esencial para equilibrar los efectos en la salud y la prevención de enfermedades.

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MTOR y su papel en el metabolismo celular.

Una pieza maestra en el complejo entramado del metabolismo celular, coordinando la división y el crecimiento celular en respuesta a la disponibilidad de recursos. Dentro de la célula, mTORC1 actúa como un motor de crecimiento al promover la síntesis de proteínas, lípidos y ácidos nucleicos, así como al inhibir procesos catabólicos (como la autofagia). Esta promoción del anabolismo celular asegura que las células se expandan y se dividan cuando las condiciones son óptimas, evidenciando su papel crítico en el anabolismo y la proliferación celular.

La vía de señalización mTOR ajusta el metabolismo celular a los cambios en el ambiente externo e interno. Al detectar niveles adecuados de nutrientes y energía, mTORC1 se activa, iniciando procesos anabólicos y apoyando la producción de energía. Esta respuesta es fundamental para el mantenimiento del balance energético celular y sistémico y refleja la capacidad de la célula para adaptarse a las demandas metabólicas cambiantes.

Por otro lado, la relación entre mTOR y la insulina es compleja y bidireccional. Por un lado, mTORC1 es un importante regulador de la sensibilidad a la insulina, y su actividad inapropiada puede contribuir a la resistencia a la insulina y, eventualmente, a la diabetes tipo 2. Pero también, las señales de insulina pueden activar mTORC1, lo que subraya la importancia de un equilibrio cuidadoso en la actividad de mTOR para mantener la homeostasis de la glucosa.

También influye en el metabolismo lipídico, en particular en la oxidación de ácidos grasos. Cuando mTORC1 está activo, puede inhibir la oxidación de ácidos grasos, lo que favorece el almacenamiento de energía en forma de lípidos. Esta regulación tiene implicaciones significativas para el manejo de la obesidad y trastornos metabólicos, donde la manipulación de mTOR podría ofrecer estrategias terapéuticas para mejorar el metabolismo lipídico.

MTOR y el envejecimiento

El proceso de envejecimiento está íntimamente ligado a la función celular y metabólica, áreas en las que mTOR juega un papel crucial. Investigaciones en modelos animales han demostrado que la modulación de la actividad de mTOR puede influir en la longevidad, indicando que esta vía podría ser un eslabón crítico entre el metabolismo y el envejecimiento. La inhibición de mTOR con compuestos como la rapamicina ha mostrado un alargamiento de la vida útil en organismos desde levaduras hasta mamíferos, sugiriendo que una actividad mTOR disminuida está asociada con una mayor longevidad.

La capacidad de una célula para resistir el estrés es fundamental para su longevidad. mTORC1, al regular la síntesis de proteínas y la autofagia, juega un papel en cómo las células responden al daño y al estrés. Una actividad mTORC1 demasiado alta puede predisponer a las células al daño por estrés, mientras que su inhibición puede promover mecanismos de supervivencia celular, como la autofagia, que ayudan a mantener la integridad celular y la función a lo largo del tiempo.

El envejecimiento está asociado con el incremento en la prevalencia de varias enfermedades crónicas, incluyendo cáncer, enfermedades neurodegenerativas y metabólicas. La hiperactividad de mTOR ha sido implicada en la patogénesis de estas enfermedades, lo que plantea la posibilidad de que la modulación de mTOR podría tener efectos preventivos o terapéuticos en un amplio espectro de afecciones relacionadas con la edad.

Mientras que la inhibición de mTOR presenta un panorama prometedor para la extensión de la vida útil y la prevención de enfermedades, existen desafíos significativos. Los inhibidores de mTOR pueden tener efectos secundarios y la inhibición a largo plazo de mTOR podría tener consecuencias imprevistas en la función inmune, la regeneración de tejidos y la salud general. La investigación actual se centra en comprender mejor estos efectos y en desarrollar estrategias que maximicen los beneficios y minimicen los riesgos.

La investigación en curso en el campo de la gerontología molecular continúa descubriendo las complejas relaciones entre mTOR y el envejecimiento. Los estudios futuros prometen no solo profundizar en el conocimiento fundamental de la biología del envejecimiento sino también avanzar hacia intervenciones que puedan mejorar la salud y la longevidad humanas.

En el campo de la fisiología y el metabolismo, es crucial adoptar una perspectiva que evite los extremos y busque un equilibrio. La visión simplista de una hiperactivación absoluta de mTOR es tanto insensata como reduccionista, ya que ignora la complejidad y la interconexión de los procesos metabólicos en el organismo. Por otro lado, abogar por una inhibición completa de estas vías, con el fin de favorecer constantemente rutas catabólicas como AMPK, es igualmente erróneo.

El metabolismo humano es un sistema intrincadamente regulado, donde la clave reside en el balance.

Integrar períodos durante la semana en los que se promueva ‘el anabolismo y el mantenimiento de la masa muscular: MTOR’, alternándolos con otros en los que ‘se fomente el cuidado celular a través de la activación de rutas como la AMPK’.

Este enfoque equilibrado no solo respeta la complejidad del metabolismo humano, sino que también reconoce la importancia de adaptar nuestras estrategias metabólicas a las necesidades cambiantes del cuerpo. Al hacerlo, podemos optimizar la salud y el bienestar, evitando los riesgos asociados tanto con el exceso como con la deficiencia en cualquier ruta metabólica específica.

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MTOR, nutrición y dieta

La dieta tiene un impacto significativo en la activación de mTOR, con ciertos nutrientes actuando como potentes reguladores de esta vía metabólica. Proteínas, aminoácidos (especialmente leucina), insulina y glucosa son conocidos por estimular mTORC1, mientras que la restricción calórica y el ayuno pueden inhibir su actividad. El conocimiento de estos efectos nutricionales es crucial para diseñar dietas que puedan influir positivamente en el envejecimiento y la salud metabólica.

La restricción calórica, sin malnutrición, ha mostrado ser uno de los métodos más consistentes para prolongar la vida y está asociada con la inhibición de la ruta mTOR. Esta práctica dietética podría ser una estrategia viable para retardar procesos relacionados con el envejecimiento y mejorar la salud a largo plazo. Sin embargo, los mecanismos exactos y la aplicabilidad en humanos todavía están en estudio.

Compuestos dietéticos específicos, como los polifenoles y ácidos grasos omega-3, pueden influir en la actividad de mTOR. Alimentos ricos en estos compuestos, como las frutas, verduras, frutos secos y pescados grasos, podrían contribuir a una modulación saludable de mTOR, equilibrando su activación y proporcionando beneficios de salud a largo plazo.

El ayuno intermitente es otra estrategia dietética que ha ganado popularidad por su capacidad para inhibir mTOR periódicamente, lo que podría tener efectos beneficiosos en la salud y la longevidad. El ayuno intermitente plantea un enfoque de “estrés metabólico” que puede activar caminos de reparación y mantenimiento celular, en parte, a través de la modulación de mTOR.

Ejercicio físico: un estimulante natural de mTOR

El ejercicio físico es una de las formas más efectivas y directas de estimular la ruta mTOR, principalmente mTORC1, que es esencial para la síntesis de proteínas y el mantenimiento y crecimiento muscular. Dependiendo de la intensidad y el tipo de ejercicio, la activación de mTOR puede variar, lo que tiene implicaciones significativas en la adaptación muscular y la salud metabólica.

El entrenamiento de resistencia, como el levantamiento de pesas, estimula la síntesis de proteínas musculares al activar mTORC1. Este tipo de ejercicio induce daño muscular microscópico, que a su vez señaliza la necesidad de reparación y crecimiento muscular, procesos en los que mTOR juega un papel crítico. La activación de mTOR después del ejercicio de fuerza es un componente clave en el aumento de la masa muscular y la fuerza.

El ejercicio aeróbico, conocido por sus beneficios cardiovasculares, también afecta la actividad de mTOR, aunque de manera diferente al ejercicio de fuerza. La actividad aeróbica puede mejorar la sensibilidad a la insulina y la captación de glucosa, influencias que pueden mediar efectos más sutiles en la señalización de mTOR, favoreciendo la eficiencia energética y la resistencia muscular en lugar del crecimiento muscular.

Para obtener los máximos beneficios del ejercicio en la activación de mTOR, es importante la regularidad y la diversidad en el régimen de ejercicio. La combinación de entrenamiento de resistencia y aeróbico puede ofrecer un enfoque balanceado que no solo promueve la salud muscular y metabólica sino que también puede apoyar la salud general y la longevidad a través de la modulación de mTOR.

Inhibidores de mTOR: de la investigación al uso clínico

Los inhibidores de mTOR, como la rapamicina y sus análogos, fueron inicialmente desarrollados por sus propiedades inmunosupresoras y antiproliferativas. Su descubrimiento abrió un nuevo horizonte en la biología del cáncer y el trasplante de órganos, permitiendo tratamientos más efectivos y específicos. Sin embargo, su papel se ha ampliado al identificar su potencial en la modulación del envejecimiento y la prevención de enfermedades relacionadas con la edad.

La rapamicina se une específicamente a la proteína FKBP12, y juntos inhiben la actividad de mTORC1, lo que puede tener efectos beneficiosos en la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades. En modelos animales, la rapamicina ha demostrado extender la esperanza de vida y mejorar la salud metabólica, poniendo de manifiesto su potencial como terapia geroprotectora.

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En oncología, la hiperactivación de mTOR está implicada en la patogénesis y progresión del cáncer. Los inhibidores de mTOR se utilizan para tratar varios tipos de cáncer, aprovechando su capacidad para frenar el crecimiento y la proliferación de las células tumorales. La terapia dirigida que incluye inhibidores de mTOR puede ser parte de un régimen de tratamiento más amplio, que a menudo combina varios agentes para maximizar la eficacia y minimizar la resistencia.

A pesar de su potencial terapéutico, los inhibidores de mTOR pueden tener una variedad de efectos secundarios, como la supresión del sistema inmunológico, problemas en la cicatrización de heridas y un aumento del riesgo de diabetes y sarcopenia.  La gestión de estos efectos secundarios es un aspecto crucial del uso clínico de estos fármacos y requiere un enfoque individualizado para cada paciente.


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