Disruptores endocrinos

¿Cómo afectan los disruptores endocrinos a la salud femenina?


Los disruptores endocrinos son moléculas químicas que están presentes en nuestro día a día, capaces de alterar el equilibrio hormonal y llegar a generar disfunción o empeoramiento de síntomas ya presentes. 

Se ha vuelto una preocupación bastante frecuente y un tema del que se está hablando cada vez más, sobretodo entre mujeres con patologías asociadas a desequilibrios hormonales como pueden ser el Síndrome de Ovarios Poliquísticos (SOP) o la endometriosis. Es por ello, que es interesante saber realmente qué son, qué efectos tienen sobre nuestra salud, donde los podemos encontrar y cómo podemos evitarlos.

Estefanía Álvarez – Unidad de Nutrición Neolife


Los disruptores endocrinos son como una llave capaz de entrar a las células de nuestro cuerpo y activar la síntesis de moléculas importantes para nuestro organismo.

De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, un disruptor endocrino (DE) se trata de “un agente que interfiere con la síntesis, secreción, transporte, unión o eliminación de hormonas naturales presentes en el organismo que son responsables del mantenimiento de la homeostasis, la reproducción, el desarrollo y/o el comportamiento”

La interacción de una hormona con su receptor inicia una cascada de sucesos que llevan a innumerables efectos asociados con cada hormona en particular, e interferir en esto es la forma que tienen los disruptores endocrinos de actuar. Por ejemplo, algunos son moléculas que imitan al estradiol, que es una hormona sexual femenina.

Es por ello por lo que suponen un problema para nuestra salud, pues son capaces de alterar nuestro sistema hormonal, y aunque hoy en día aún no sabemos todas las repercusiones que esto puede tener, si está claro que puede empeorar síntomas de patologías ya presentes como puede ser en el caso de mujeres con endometriosis en el que la alta exposición a disruptores endocrinos empeorará la situación de hiperestrogenismo e inflamación. Incluso, ha habido un aumento de prevalencia de patologías como la endometriosis y el SOP.

Disruptores endocrinos

Además de patologías asociadas a desequilibrios hormonales, también es importante nombrar su posible papel en cánceres hormono-dependientes, pues el aproximadamente 70% de los cánceres que padece la población actual basan sus causas en el entorno: lo que comemos, respiramos, donde vivimos, la calidad del agua, los productos que utilizamos… y allí pueden entrar los disruptores endocrinos. También pueden desencadenar trastornos metabólicos como la obesidad, la diabetes y la pubertad precoz.

Trastornos también asociados a la alta exposición a los disruptores endocrinos son: alteraciones en la fertilidad femenina y masculina; disminución de la calidad del esperma; aumento de tumores en órganos sexuales como mama, útero y ovarios; mayor frecuencia de abortos y malformaciones congénitas; problemas de concentración y aprendizaje.

Disruptores endocrinos

Es así como, La Organización Mundial de la Salud, en su informe de 2012, ya nos alertó sobre la necesidad de una concienciación sobre la exposición no deseada a los productos químicos.

No todos nos exponemos de la misma forma a los disruptores endocrinos, pero si es cierto que muchos de los productos que consumimos los contienen y es la combinación de todos ellos los que pueden traer consecuencias. Dependerá mucho del lugar y la forma en la que vivamos, la menor o mayor exposición que tengamos a dichas moléculas siendo probablemente mucho menor en personas que vivan lejos de la ciudad y no tengan tanto acceso al plástico, a la cosmética, y al sin fin de productos asociados a disruptores endocrinos.

Según estadísticas, en España las mujeres utilizan una media de 15 productos cósmeticos, y los hombres 7, siendo este un dato importante pues si no se escogen de forma consiente, pueden ser una gran fuente de disruptores endocrinos.

El catálogo de disruptores endocrinos es muy amplio y crece día a día, entre los que se incluyen los compuestos industriales usados en la industria pesada, pesticidas organoclorados, fungicidas, plásticos y plastificantes, productos farmacéuticos como el paracetamol, metales. Es así como son muchos los tipos de disruptores endocrinos, y muchos los productos en donde los podemos conseguir:

  • El bisfenol A que puede generar problemas de fertilidad, en el embarazo y en el feto por su competencia con los estrógenos naturales.
  • El policarbonato que podemos encontrar en biberones.
  • El poliéster tan protagonista en la mayoría de las prendas de hoy en día.
  • En los cósmeticos hay un sinfín de compuestos pendientes de evaluar por las autoridades que podrían tener efectos perjudiciales para la salud como lo son los parabenos que tienen efecto estrogénico, camcenos, oxicinamatos, dimeticona en geles y champús, etc.

Disruptores endocrinos

Aquí te dejamos ideas practicas para disminuir la presencia de disruptores endocrinos en el día día:

  1. Consumir frutas y verduras frescas.
  2. Utilizar geles y champús naturales.
  3. Cambiar los tuppers de plásticos por cristal.
  4. Utilizar ropa de algodón 100%.
  5. Utilizar desodorantes naturales.
  6. Utilizar crema solar con filtro mineral.
  7. Reducir el consumo de alimentos enlatados.
  8. Reducir el consumo de precocinados.
  9. Examinar cremas, maquillaje, productos de limpieza, esmalte de uñas, pasta de dientes…
  10. Utilizar productos de higiene libres de parabenos.
  11. Utilizar bolsas de tela para comprar.
  12. No calentar alimentos en recipientes que contengan bisfenol A.

En un mercado lleno de productos contenedores de posibles disruptores endocrinos, puede volverse complicado llevar a cabo algunos de estos tips por lo que recomendamos empezar a aplicar 1-2 de ellos, y poco a poco ir prestando mas atención a ello.

En conclusión, es un tema al que debemos prestar atención y en el que la investigación debe centrarse ya que cada vez son mas las consecuencias que parecen tener relación con estos compuestos. Lo cierto es que no es cuestión de esperar a ver que es lo que sucede, pues con los datos de los que ya se disponen es evidente que debemos ponernos en marcha para evitar futuras consecuencias en nuestra salud.


BIBLIOGRAFÍA

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